Pintura de Schuon.

Lo que yo busco expresar en mis cuadros — y de hecho no puedo expresar otra cosa — es la combinación de sagrado y belleza… las actitudes espirituales y virtudes del alma … y ​​la vibración que emana de los cuadros debe conducir hacia el interior.

Frithjof Schuon

La belleza es el esplendor de lo verdadero.

Platón

Pintura de Schuon.

Extractos de Schuon sobre el arte y la belleza

El arte es verdadero en la medida en que es sagrado

El arte se refiere esencialmente al misterio del velo: es un velo hecho del mundo y de nosotros mismos y se coloca así entre nosotros y Dios, pero es transparente en la medida en que es perfecto y en que comunica lo que al mismo tiempo disimula. El arte es verdadero, es decir, transmisor de Esencia, en la medida en que es sagrado, y es sagrado, luego medio de recuerdo o de interiorización, en la medida en que es verdadero.

Schuon, El Esoterismo como Principio y como Vía,
José J. de Olañeta, Editor, 2003,
p. 254.


El arte deve transmitir valores espirituales

El arte tiene una misión de la que nada puede hacerle desviarse: la de transmitir valores espirituales, ya sean verdades salvadoras o cualidades cósmicas, incluidas las virtudes humanas. 114

Schuon, Perspectivas Espirituales y Hechos Humanos,
José J. de Olañeta, Editor, 2001, p. 46.


Pintura de Schuon.

El arte tiene una función mágica y espiritual

El arte tiene una función a la vez mágica y espiritual: mágica, hace presentes los principios, las potencias, y también las cosas que él atrae en virtud de una “magia simpática”; espiritual, él exterioriza las verdades y las bellezas en vista de nuestra interiorización, de nuestro retorno al “reino de Dios que está dentro de vosotros”.

Schuon, La Transfiguración del Hombre,
José J. de Olañeta, Editor, 2003, p. 57.


El arte debe ser a la vez humano y divino

El arte debe tener un carácter a la vez humano y divino: humano en relación con la naturaleza circundante, que para el arte hace las veces de materia prima, y divino en relación con lo humano indeterminado y no calificado, con el hecho bruto de nuestra existencia psicológica. Desde el primer punto de vista, el arte separa la obra humana de la naturaleza, por el hecho de que ésta, lejos de ser exclusivamente imitada, es, por el contrario, interpretada y transfigurada de acuerdo con leyes espirituales y técnicas; desde el segundo punto de vista, lo humano bruto recibe un contenido ideal que lo ordena, lo dirige y lo eleva por encima de sí mismo, conforme a la razón suficiente de nuestra condición de hombres. Estos dos caracteres son los que determinan el arte y le dan su razón de ser.

Schuon, Perspectivas Espirituales y Hechos Humanos,
José J. de Olañeta, Editor, 2001, p. 40.


Pintura de Schuon.

Crear un clima y forjar una mentalidad

El arte, cualquiera que sea — incluida la artesanía —, está aquí para crear un clima y forjar una mentalidad; asume así, directa o indirectamente, la función de la contemplación interiorizadora, el darshan hindú: contemplación de un hombre santo, de un lugar sagrado, de un objeto venerable, de una imagen divina.

Schuon, El Esoterismo como Principio y como Vía,
José J. de Olañeta, Editor, 2003, p. 236


El fenómeno estético atrae una presencia espiritual

En principio, el fenómeno estético es un receptáculo que atrae una presencia espiritual; si esto se aplica lo más directamente posible a los símbolos sagrados, donde esta cualidad se superpone a una magia sacramental, esto vale igualmente, de una manera más difusa, para todos los elementos de armonía, luego de verdad hecha sensible” 117

Schuon, El Esoterismo como Principio y como Vía,
José J. de Olañeta, Editor, 2003, p. 236


Los fundamentos del arte están en el espíritu

Los fundamentos del arte están en el espíritu, en el conocimiento metafísico, teológico y místico, y no en el simple conocimiento del oficio, ni en el genio, que puede ser cualquier cosa; los principios intrínsecos del arte están esencialmente subordinados a principios extrínsecos de un orden superior. El arte es una actividad, una exteriorización, depende, pues, por definición de un conocimiento que lo excede y lo ordena, so pena de estar
desprovisto de razón suficiente: el conocimiento determina la acción, la manifestación y la forma, no inversamente.

Schuon, Castas y Razas,
José J. de Olañeta, Editor, 1983, p. 71.


Pintura de Schuon.

Las formas sensibles corresponden a intelecciones

Lo que hace falta saber para comprender la importancia de las formas es que la forma sensible es lo que corresponde simbólicamente de la manera más directa al Intelecto, y esto en razón de la analogía inversa que juega entre los órdenes Principial y manifestado; por consiguiente, las realidades más elevadas se manifiestan de la manera más patente en su reflejo
más alejado, a saber, en el orden sensible o material. (…) Las formas sensibles corresponden, pues, de la manera más exacta, a intelecciones y es por esta razón por lo que el arte tradicional posee reglas que aplican al dominio de las formas las leyes cósmicas y los principios universales, y que, bajo su aspecto exterior más general, revelan el estilo de la civilización
correspondiente, estilo que a su vez explicita el modo de intelectualidad de aquélla…

Schuon, De la Unidad Trascendente de las Religiones,
José J. Olañeta, Editor, 2004, pp. 87-88.


La belleza traduce una realidad profunda

“Los extremos se tocan”: de modo que es plausible que la noción de belleza, que parece referirse a la apariencia o la exterioridad de las cosas, revele precisamente por ello un aspecto, tanto más profundo, de aquello que se sitúa en los antípodas de las apariencias; en cierto sentido, la belleza traduce una realidad más profunda que la bondad, debido a que es desinteresada y
serena como la naturaleza de las cosas, y carece de objeto como el Ser o como el Infinito. La belleza traduce el sosiego interior y ese distanciamiento, o esa especie de dulce grandeza que es propia de la contemplación, y por tanto del conocimiento y de la verdad.

Schuon, Lógica y transcendencia,
José J. de Olañeta, Editor, 2000, p. 267.


La belleza es perfección

El Divino Principio es Absoluto y, siendo el Absoluto, es el Infinito; es de la Infinitud de donde surge la Mâyâ manifestadora o creadora, y esta Manifestación realiza una tercera cualidad hipostática, la Perfección. Absolutidad, Infinitud, Perfección; y por consiguiente: la belleza, en cuanto
manifestación, exige la perfección, y ésta se realiza según la absolutidad por una parte y según la infinitud por otra: al reflejar el Absoluto, la belleza realiza un modo de regularidad, y, al reflejar el Infinito, realiza un modo de misterio. La belleza, al ser perfección, es regularidad y misterio; es por estas dos cualidades por lo que estimula y al mismo tiempo apacigua a la inteligencia, y a la sensibilidad conforme a la inteligencia.

Schuon, El Esoterismo como Principio y como Vía,
José J. de Olañeta, Editor, 2003, p.226.


Satisfacción de la inteligencia y sentimiento de amor

Es objetivamente bello lo que expresa de tal o cual manera un aspecto del esplendor cósmico y, en última instancia, divino, y lo hace conforme a los principios de jerarquía y equilibrio que este esplendor implica y exige; la percepción de la belleza, que es una adecuación rigurosa y no una ilusión subjetiva, implica esencialmente, por una parte, una satisfacción de la inteligencia y, por otra, un sentimiento a la vez de seguridad, de infinitud y de amor.

Schuon, El Esoterismo como Principio y como Vía,
José J. de Olañeta, Editor, 2003, pp. 225-226.